¿Cuán frágiles son los lazos que nos unen? Vivimos en ciudades, apiñados. Miles y miles de individuos. Cada uno con sus propias historias. Sus triunfos y sus fracasos. Solo hace falta un empujón, un soplo, para romper las barreras. Propias y ajenas. Para abandonar la razón y ceder a los instintos. Para ser libres. Para ser monstruos.
En todas partes a la vez la gente cambia repentina y absolutamente. En sus rostros aparecen costras en forma de cruz. Se vuelven violentos, impredecibles, salvajes. Matan, violan, rompen, queman, se automutilan. Atacan a sus vecinos, amigos, familias sin distinciones ni reparos.
La "infección" se extiende con rapidez. Cualquiera que es atacado cor un "cruzado" y sobrevive se convierte, a su vez, en otro. Los supervivientes tratan de huir y esconderse, al mismo tiempo que reflexionan sobre la naturaleza de los infectados. ¿Es un virus o bacteria? ¿Una toxina o veneno de algún tipo? ¿Es algo más? ¿Acaso la cruz en los rostros no es una mera casualidad?
Y he aquí el intríngulis. Cuándo las leyes desaparecen en todo el mundo. Cuando la ética y la moral se olvidan. Cuando sobrevivir se convierte en una lucha sin fin. Casi una tortura. ¿Merece la pena? ¿Merece la pena vivir según unas convenciones sociales obsoletas e inútiles? Obsoletas porque casi nadie las recuerda, inútiles porque no ayudan a sobrevivir, habida cuenta que el enemigo está por todas partes, incluso en nuestro interior.
Los protagonistas, un grupo de personas "normales", desconocidos entre sí, vivos por suerte, o por un capricho del destino. Huyen, en cualquier dirección. Tampoco importa dónde. Tendrán que tomar decisiones por el camino, duras, difíciles, imposibles, que les enfrentarán entre ellos y con su conciencia. Descubrirán, para su desconsuelo, que los "cruzados", a menudo, no serán el mayor de sus problemas.
Si acaso os preguntáis en que se diferencia ésta historia con otras de zombies, tened esto en cuenta: aquí los zombies no vagan por ahí a paso lento esperando que alguien les caiga en la boca. Aquí los zombies son inteligentes, más rápidos y fuertes que las personas "normales", y lo más importante, se divierten, probablemente más de lo que cualquier persona "normal" se haya divertido nunca. ¿Tentador?
